Ya empezamos a ver decoraciones navideñas.
Los niños ya han montado el Árbol de Navidad, y si no, estarán impacientes por hacerlo. Si vas al centro comercial lo normal será ver la decoración navideña y escuchar algún que otro villancico en el hilo musical. Y no nos olvidamos de las oficinas. Verdaderos reductos navideños con todo tipo de detallitos. Los que pone la empresa, para todos los empleados y los que estos últimos ponen en su zona de trabajo, para personalizarla.
La Navidad es un sentimiento que nos une y nos predispone a hacer felices a los demás. Son esos meses en los que el “tú” se antepone al “yo”, que ojalá se extendieran al resto del año. Y muchos de esos sentimientos de cariño, de amor y de felicidad compartida y por compartir vienen a modo de detallito navideño.
Los árboles de Navidad…
Como decíamos antes, da igual que el árbol de Navidad decore el salón de tu casa, o que te cruces con un arbolito navideño en el jardín del parque por el que pasas todas las mañanas para ir a la empresa en la que trabajas, o incluso en la recepción. No importa cual sea, porque cuando pasas por delante de él, o de uno de ellos, tu mirada, incluso de un modo inconsciente se desviará para ojearlo y terminarás, en muchas ocasiones, mirándolo.
Lo que sí es cierto es que todos ellos tienen distintos elementos en común… sin importar que lo hayan montado tus hijos, los técnicos de la empresa o un funcionario, incluso nosotros, que ya hemos montado unos cuantos… Todos ellos se montan con cariño y con amor, y todos ellos nos regocijan y nos catapultan a nuestra más tierna infancia. Es imposible pasar al lado de un árbol de Navidad y no sonreír. O no ablandarnos… es un toque sentimental y fraternal, que nos embarga a todos por igual.
Motivos navideños en zonas profesionales
Estas fechas son tan mágicas que a nadie le extraña ver ciervos dorados en la puerta de un comercio. O que aparezcan regalos con decoraciones navideñas en la entrada de un edificio de oficinas. Esa es parte de la magia de estas fechas. Lo mismo que la decoración navideña en la chimenea.
Las vemos con la misma naturalidad que cuando paseamos por un centro comercial decorado para Navidad. Nos alegran la vista. Nos alegran el corazón. Y nos hacen comprender el espíritu de estas fechas en las que el “tú” se impone al “yo” y buscamos regalar y agasajar, cosa que nos hace sentirnos mucho mejor.
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