Llega la Navidad, y con ella aflora el niño que llevamos dentro.

Ojalá su espíritu perdurara todo el año y la emoción, la alegría y la simpatía que nos embarga en estas fechas fueran lo corriente, y no una excepción.

Estas cita en el calendario tiene, además, un aliciente: la fecha no llega y pasa, sino que se macera y se prepara con antelación, y llega. Se disfruta, y una vez disfrutada, seguimos celebrándola unos cuantos días más.

Ponemos las casas patas arriba, redecoramos las zonas de atención al público en oficinas, o aquellas zonas en las que trabajan los empleados, los comercios y, si nos apuráis, hasta las escaleras de un centro comercial. Todos ellos traslucen alegría y humanizan, con un toque místico, esos lugares, por naturaleza más impersonales, durante unos días. Cuando pasas por el árbol de Navidad en el hall de un hotel, o sus pasillos… nuestras miradas se desvían hacia su decoración y, aunque no lo verbalicemos, nos retrotraemos al yo de nuestra infancia. Paseamos por las calles de nuestra ciudad, o pueblecito, con los ojos bien abiertos: luces cálidas, árboles decorados en zonas públicas, en todos ellos, haga frío o calor, nieve o llueva, por igual, te hacen sentir ese arbolito de Navidad como si fuera el de tu hogar.

 

Por eso la Navidad es tan especial para Floristería Las Camelias. Porque con cada árbol de Navidad que preparamos pasamos a formar parte de un mundo de ilusiones. Y con cada decoración navideña que nos encargáis, alimentamos ese espíritu, ya de por sí, entrañable. De pronto todo se viste de alegría y amor.

Llegar al trabajo, y hacerlo flanqueados por decoraciones navideñas en la puerta del edificio de oficinas se hace más llevadero y entona el talante para pasar un día mejor rodeados por compañeros que, sin que nadie diga nada, comparten la dicha que llecas por dentro.

Por eso decimos que ojalá se perpetuara esta cita del calendario, porque, queramos o no, en Navidad todos somos un poquito mejores. Hasta el restaurante por el que pasas, o en el que comes varias veces por semana, porque no te da tiempo para ir a casa, en todos los sitios cotidianos que, a diario, nos pasan desapercibidos, apreciamos el detalle navideño que sus dueños, o jefes, o propietarios, han tenido a bien colocar para alegrarnos la vista y el día.

Al final, llegamos a casa y ese espíritu que hemos sentido, percibido y que nos ha acompañado allá por donde hemos pasado y traspasamos el umbral decorado para sentir el amor y la alegría de nuestras familias.

Si te estás preguntando… ¿Llego a tiempo para decorar mi casa? O tu comercio, la cafetería o la puerta del Ayuntamiento, tranquilízate porque sí, llegas a tiempo para contactarnos y plantearnos tu necesidad para que nosotros la podamos satisfacer para alegrarte la Navidad. No tienes más que llamar al 914860450 y habrás dado el primer paso hacia la felicidad.