Cuando llega la hora de la ceremonia ya no hay margen para cambios.
No hay momento más emotivo que una novia cuando traspasa la entrada de la iglesia, al son de la marcha nupcial.
Se abren las puertas del templo. El órgano vibra en todos los rincones de nuestra alma y de nuestros corazones. La novia avanza solemne por el pasillo de la iglesia florido y hermoso. El novio aguarda antes del altar irradiando felicidad. El padrino siente amor por su hija. La madrina vive la boda de su hijo y revive la suya propia. Avanza y conforme avanza, los invitados se sorprenden viendo a la novia, los testigos celebran poder formar parte de un momento tan importante en la vida de sus amigos, o familiares.
Los novios se unen al pie del altar y se vuelven. Atrás queda el pasado. Un pasado recorrido en solitario. Por delante: su futuro. Su matrimonio. Un camino por recorrer en pareja y de la mano de tu ser amado.
Alrededor de la ceremonia todo debe ser armonía. Y esa armonía radica, en cierta medida, en que todo encaje y nada desentone. Todo previsto y bien cuidado.
Los novios, y nos consta que, sobre todo las novias, pasarán buenos ratos viendo las fotografías y los vídeos de su boda. Viendo y reviviendo cada instante. Y en cada uno de esos recuerdos, gracias a vosotros, los novios, está Floristería Las Camelias.
Somos conscientes de que formamos parte de tantísimos recuerdos gratos que nos ruborizamos. Marco silencioso de tanto gusto y tanto decoro. Porque cuando unos novios enseñan las fotos de su boda, en todas ellas aparece el ramo de la novia, y a su alrededor, acogiendo a los novios, la decoración de la ceremonia.
Para llegar a ese instante, y lo que es más importante, para hacerlo con toda la tranquilidad del mundo, los novios se habrán pasado meses planificando hasta el último detalle. O, para ajustarnos más a la realidad, compartiendo con Las Camelias todo lo que les gustaría tener presente en su ceremonia. Porque después, en una labor silenciosa, discreta pero constante y trepidante están nuestros profesionales. Pintando el lienzo para que toda esa obra de arte efímero, que es tu boda, tenga un marco memorable. Porque la decoración de la ceremonia de tu boda te acompañará de por vida. Por eso os agradecemos, de corazón, la confianza que depositáis en nosotros y asumimos la responsabilidad de no defraudaros.
Responsabilidad… sí. Pero los años de dedicación también tienen premio. No hay mejor publicidad para la decoración de una cita que la ilusión y la satisfacción de quien ya confió con anterioridad en nosotros. Y por suerte, también para nuestro regocijo, cada novia que se casa con Floristería Las Camelias se convierte en nuestra mejor referencia. Unas recomendarán a sus amigas, sobrinas, hijas, que vuelvan a confiar en nosotros. Otras lo harán cuando, compartiendo ese instante, viendo el álbum de fotos con alguna amiga que está por casarse, reciba el siguiente comentario acompañado por la siguiente pregunta: “qué bonita ceremonia… ¿me puedes decir quién decoró tu boda?” Porque tendréis que saber que muchas son las parejas de novios que vienen a nuestra floristería recomendadas por parejas que ya nos permitieron compartir con ellas la experiencia de su vida.
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