A veces te involucras en proyectos que, conforme avanzan te enamoran y cuando finalizan te dejan el buen sabor de boca de la Esperanza.
Pero sobre todo la sensación de haber formado parte de algo que nos hace mejor a todos. Como Sociedad.
Este es el sentimiento que nos aturde estos días en Las Camelias Arte Floral. Nos aturde, pero para bien. ¿Cómo explicároslo? De corazón y con el corazón…
Os hablamos de lo que vivimos el pasado 1 de febrero de 2019 en el Teatro Buero Vallejo de Alcorcón. Un evento en el que pudimos tocar la magia con las yemas de los dedos. La sentimos fluir por dentro de nosotros hermanando a todos los asistentes a través de la música y las flores.
Fernando Espadas, nuestro fundador, presentó un nuevo producto, “la Rosa de la Esperanza de Duchenne”. Una urna de cristal que encierra y recoge a una rosa verde y preservada. Una rareza de la Naturaleza que rinde honores a sus destinatarios. La Asociación Duchenne Parent Project España.
Dichos honores se rendirán a modo de donación, pues un porcentaje de cada venta se destinará a la Asociación mentada con anterioridad. Para alimentar la esperanza (verde) que ella misma representa. Esta institución pretende financiar la investigación la distrofia muscular de Duchenne y Becker. Enfermedad que afecta a niños pequeños. En Alcorcón hay algunos afectados y de ahí toda esta iniciativa solidaria: para trasladarles esperanza y ayudarles a recaudar fondos que les haga encontrar una cura. Por eso nos dimos cita en un acto que hizo vibrar a pequeños y mayores por igual. La presentación de ésta flor, para nosotros conmovedora, fue el broche a una noche temática en la que el Rock & Roll y el cine nos llevaron, de la mano, al mundo de nuestras fantasías.
El Rock and Roll lo puso el coro, formado por más de 80 voces, Rock Choir Good Vibrations, quienes, a base de clásicos del Rock & Roll nos hicieron vibrar (como bien reza su nombre). La palabra más acertada para definir su conexión con el público sería “místico”. Su grado de involucración, su alegría y la selección de melodías que iban desde U2 a Queen, pasando por Miguel Ríos hicieron las delicias de los presentes que aplaudían o lucían el clavel que les fuimos entregando a la entrada en el espectáculo.
Como decíamos al principio, da gusto sentir que formas parte de algo. Y este algo, si es una causa noble, nos reconforta. La recaudación del acto se destinó a la investigación y nosotros, además de participar como uno de los patrocinadores del evento, tal y como anticipábamos arriba, donaremos parte de lo que recaudemos en la floristería online de Las Camelias cuando pongamos a la venta esta nueva rosa.
A modo de curiosidad, y para explicar la parte de “cine” que aludíamos al principio. Esta parte la pusimos nosotros. Fernando Espadas se inspiró en la película La bella y la bestia para nombrar a esta rosa como “La Rosa de la Esperanza”, «la Rosa eterna», en la película, donde aparece como símbolo de amor entre sus protagonistas. Así la nombró él en atención, precisamente, a los mismos niños a los que se dirige la película. Es una llamada al amor y a la esperanza. Esa rosa eterna original se convierte en nuestra Rosa de la esperanza infantil (la bella) con la que queremos conjugar el amor de unos padres que buscan remedio para la enfermedad (la bestia) de sus hijos y la esperanza a la que se aferran desde lo más profundo de sus corazones.
Al finalizar el acto se hizo entrega de la primera «Rosa de la Esperanza» a Silvia Ávila, presidenta de Duchenne y madre de Alonso, su hijo, uno de los niños afectados por esta enfermedad. La anécdota la protagonizó el público cuando, espontáneamente cubrieron a los artistas, una vez terminado el espectáculo, con claveles verdes, (igualmente símbolo de esperanza), que el personal de Las Camelias Arte Floral les había entregado a la entrada del teatro, y con los cuales además, habían interactuado fervientemente cuando el magnífico, encantador y prometedor presentador, Gonzalo Ferreño (Insta: @gonferre), mostró en público por primera vez “la Rosa de la esperanza de Duchenne”.
Fotos cortesía de: Fátima Lobo y Beatriz de Sotto.
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