Nuestras bodas de verano 2024 imprimen carácter. Tienen carácter… reflejan carácter.
Para muestra, estas imágenes. Un verde esplendoroso. Impactante e intenso. Por su frescor; por la harmonía que destila, uniforme en toda la decoración, y por cómo enmarca, y ensalza, las flores blancas que bien parecen de porcelana.
Eso es carácter.
Para empezar: el vuestro. El carácter de los novios. No os podríais imaginar el número de bodas que decoramos cada verano, y cada año. Pero lo que sí os podemos asegurar es que no hay dos bodas iguales. Y la diferencia no la marcamos nosotros, sino los novios.
Nosotros nos responsabilizamos de dar cuerpo a lo que vosotros traéis en vuestras mentes. Por eso sois vosotros quienes marcáis la pauta de cómo queréis que se decore vuestra boda. Nosotros os escuchamos, comprendemos a los novios, interiorizamos lo que nos habéis explicado y lo materializamos. Esa es nuestra verdadera labor: hacer realidad vuestro sueño.
Eso es lo que venimos haciendo durante todos estos años y las bodas de este verano no serán una excepción. Para muestra la galería de imágenes que os mostramos en este artículo. Un verdadero ejemplo de comunicación entre Floristería Las Camelias y los novios. Esa es la parte más compleja, y la más bonita.
Volvamos sobre las fotos del artículo… que nos tienen enamorados.
¿Quién ha dicho que una boda de verano no puede ser fresca? Ahí está el carácter de esta decoración en particular.
La combinación de colores, verdes y blancos… Frescor turgente que se percibía desde que veías el primer motivo decorativo. Lo más parecido a un microclima, pero en formato boda de verano. Flores frescas que refrescaban el ambiente y que, además, fruto de conjugar las plantas verdes y las flores blancas con un día soleado, entró en juego un factor que nosotros sabemos que tiene que entrar, pero que a muchos novios os sorprende cuando lo veis… La iluminación.
Os hablamos de ella cuando planificamos la decoración de vuestra boda. Pero es algo que solo somos capaces de preconcebir quienes nos dedicamos a esto, en cuerpo y alma, por devoción y por vocación. Por nuestra trayectoria y porque sabemos conjugar la composición floral con la luz, sea natural del sol o la iluminación artificial, a su vez conjugada con la luna.
Los tonos dorados, brillantes… crean una atmósfera embriagadora, fruto del reflejo del sol en las plantas verdes, en las flores blancas y multiplicado por las mil y una gotitas de agua que implican su frescor y provocan la lozanía que veis en las imágenes. Ese tono metálico, con tonos cobrizos y dorados… que casi podríamos decir que evolucionan, de manera natural, al plateado cuando cae la noche y se pone el sol.
¿Tiene o no tiene carácter esta decoración?
Ya lo decimos nosotros: Lo tiene.
Como lo tienen todas las bodas, y cada una de un modo diferente al resto de celebraciones, que decoramos, o mejor dicho, que nos permitís decorar para haceros disfrutar en el día más importante de vuestras vidas.
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