La Naturaleza está de moda. Es más, en Floristería Las Camelias no pensamos que sea una moda, sino un modo de vida.

Los jardines verticales son el mejor ejemplo.

Antaño nos asombrábamos cuando entrábamos en el hall de un hotel, o de un edificio de oficinas y veíamos un mosaico verde con plantas colgando. Eran la excepción, y sí, causaban asombro.

Hoy en día hemos interiorizado el valor de la Naturaleza, sea eso “natural” o imitada, pues el verde, el frescor y la sensación de bienestar nos arropa y nos arrulla cuando en vez de una fachada, castigada por la intemperie y, según en qué ciudad estemos, por la contaminación, nos topamos con una alfombra verde que cubre un lienzo entero de pared.

Insistimos, sean plantas naturales o artificiales, el ambiente mejora en cuanto “humanizamos”, si es que se puede decir así, o mejor dicho “naturalizamos” un muro, o llevándolo al interior de un edificio, una pared o una bajada de escaleras. Es poner el verde, con su infinita gama de tonos y variantes, junto con el colorido de las flores lo que nos hace sonreír y sentir cómodos, nos hace estar a gusto.

Así lo hemos entendido e interiorizado nosotros, y así nos lo estáis pidiendo, con una demanda de jardines verticales que hasta ahora superaba a la oferta. Leéis bien, “hasta ahora”, porque nos hemos puesto las pilas para satisfaceros. De ahí nuestra nueva sección, precisamente dedicada estos jardines verticales que a partir de ahora podréis instalar dentro de vuestras estancias. Decimos “instancias” porque lo mismo nos los han pedido para decorar la entrada de un chalé que para naturalizar el hall de un hotel o en restaurantes, porque también gusta a los comensales comer rodeados por el verde de nuestros jardines verticales, sea en su interior o en terraza. Y también los estamos instalando en edificios de oficinas, en salas de juntas, en comedores, en la entrada del propio edificio y los más valientes nos lo han pedido hasta para su despacho, y algunos para el salón de su propia casa.

Esta es la fuerza de la Naturaleza y de estos jardines verticales que dan vida a espacios que antes eran de paso y color a muros y paredes que antes se ocupaban con adornos variados que duraban lo que duraba una moda y después quedaban obsoletos. Por eso huimos del concepto “estar de moda” que decíamos al principio y defendemos que los jardines verticales son un modo de vida, o un modo de entender la vida más cercano, más natural, más intenso y vívido que un ladrillo visto.